Soñé durante la siesta.
Estaba en la habitación de un hospital. Dos camas y un bebé caido en el suelo. Lo arropo con su mantita y al intentar devolverlo a su dueña... ¿quién es?
En la habitación había muchas señoras ancianas, y muchos bebés. Y ninguna tenía al suyo.
Me los fueron dando a todos y eran muy pequeñitos. Se movían. Se me escurrían. Al principio eran bonitos, luego tenían caras horribles.
Los fui poco a poco metiendo cada cual en su cuna.
Cuando terminé, tenía que ocuparme de las madres, que algunas eran jóvenes.
Había una mirando hacia la ventana con un sacaleches en funcionamiento.
Se supone que succionaba la leche hacia una máquina enorme que no sabía funcionar. El caso es que aquello comenzaba a pitar. Y me sentía una inútil.
Tendría que dominar mi trabajo. ¿Qué hacía ahí?. Ese no era mi sitio.
Ufff.
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