lunes, 1 de noviembre de 2010

Analítica a un oso motero

 Soñar un porrón de cosas
 Hoy voy a tener que sentarme a recordar la variedad de sueños que sufrí esta noche.
 

Comenzamos por el más simple:
1. Comentaba con una compañera que ojalá el resultado de la analítica que un paciente tiene pendiente, resulte sólo en una infección de orina. Algo "simple" de curar para que salga del malestar que le tiene postrado.

2. Salía de trabajar y nos íbamos todos montados en moto. Pero no cualquier moto. Eran como del futuro. Troncos con sillas de montar adaptadas exactamente a nuestros panderos, que una vez encima, arrancaban. ¡Flotaban! No sabía como manejar aquello y lo descubrí mirando a los otros. Se autopropusaban como si fuera una Wii, moviendo las manos (sin manillar ni nada) giraba a un lado u otro.

3. Quería ir hacia el palacio (no me preguntes si era mio o sólo iba a llevar un recado) y tenía que traspasar un montículo rocoso para ello, y luego descender por una pendiente de arbustos y pedruscos.
Cada vez que llegaba arriba, desde el mirador veia debajo un oso que me observaba y me quería comer. Así que volvía tras mis pasos y pensaba "no puede ser", "¿y si voy por el otro lado?". Iba por el otro lado y el oso casi me pilla.
Haciendo equilibrios entre las piedras, con uniforme de escalada, volví a pedir ayuda.
Venía conmigo nosequién y entre las dos queríamos despistar al oso. Pero ¡ooooh alma cándida!, el oso traia refuerzos, venía con su osezno y no nos dejaban pasar.
Ooootra vez p'atrás. Pregunté que por qué el oso estaba en mi contra. Resulta que hacía unos años, la anterior enfermera había matado cruelmente a su hermano, y me estaba confundiendo.
Con esta información, volvimos a la montaña, le expliqué el malentendido y pudimos pasar.
Rodamos sobre los peñascos hasta llegar al palacio.

Pues eso.
piiii piiii piiii piiii piiiii
(esto sería el sonido del despertador)